AMANECER
“No tengas miedo”, le susurré.“Somos una sola persona”.De pronto me abrumó la realidad de mis palabras. Ese momento era tan perfecto, tan auténtico. No dejaba lugar a dudas. Me rodeó con los brazos, me estrechó contra él y hasta la última de mis terminaciones nerviosas cobró vida propia.“Para siempre”, concluyó. El cuarto libro de la…