Día de la Biblioteca

El martes es el día de la Biblioteca. Se celebra para recordar la destrucción
de la Biblioteca de Sarajevo, incendiada en 1992 durante la Guerra de
los Balcanes, en lo que fue la antigua Yugoslavia.
Cada
año se realiza un cartel conmemorativo y un pregón. El cartel de
este está diseñado por Manuel Marsol. Ilustrador de un montón
de libros y discos. Ha ganado varios premios por su trabajo. El
pregón ha corrido a cargo del escritor Alejandro Palomas. Ganador el
año pasado del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por
el libro “Un hijo”.
Aquí puedes leer el pregón: 

“Como Mary Poppins, pero sin volar”

Soy sobrino de bibliotecaria. Desde que tengo memoria, mi
tía, que acaba de cumplir ochenta años, me ha regalado un libro el día
de mi cumpleaños. Primero fue la serie de Osear, con su Kina y su láser, de la gran Carmen Kurtz; llegaron después las aventuras de Los Cinco, algunos clásicos ilustrados, la gran Nada
de Carmen Laforet… La lista es larga y el disfrute ha sido mágico,
porque mi tía entiende la lectura como algo que cura, que aleja al
inocente de lo que agrede, y yo -y ella lo sabe- siempre he sido
demasiado vulnerable a lo que daña, sea o no imaginado, sea o no real.

Mi tía se llama Nuria y desde niña sufre mucho de la vista. Aun así,
trabajó durante décadas fomentando el amor por la lectura en hombres y
mujeres, chicos y chicas a los que no conocía, pero cuya mirada no tardó
en aprender a leer, a identificar y a descifrar. Ella decía -y a veces
dice todavía- que “repartía refugio”, y se emociona al recordarlo. La he
oído también confesar en algunos momentos de nuestra historia común,
que no fueron fáciles y que vivimos juntos: “Decidí ser bibliotecaria
porque así me aseguraba de que, por muy mal que nos fueran las cosas,
aunque faltara el agua caliente o la calefacción, siempre tendríamos un
libro en casa”. Ahora, quince años después de su jubilación, soy yo
quien le recomienda lecturas. Leemos un libro a la vez y nos juntamos
cada quince días a coomer y a comentar lo leído, en lo que hemos
bautizado como “El club de las 2”, porque intentamos en lo posible que
coincida con el día 2 de cada mes, a las 2, y porque somos dos almas
lectoras que no tienen freno. Durante estos años de club, ella me ha
contado cosas, muchas cosas de su vida en la biblioteca, y desde que la
oigo hablar como lo hace sobre su amor por esa vocación, que no decrece a
pesar del tiempo, no puedo dejar de maravillarme y de preguntarme cómo
definiría yo a una bibliotecaria -o a un bibliotecario- llegado el caso.

Hasta hace unos meses no di con la respuesta.

Fue a raíz de la publicación de Un hijo, durante una charla
en un centro de enseñanza de una capital andaluza. Y fue precisamente
gracias a un niño de diez años que, junto con otros 1OO, había leído la
novela y quería conocer a su autor. Por motivos de espacio, el acto tuvo
lugar en la biblioteca del centro, con un par de profesoras y la
encargada de la biblioteca. La charla fue muy intensa, mucho más de lo
que yo esperaba, y se alargó. Cuando por fin llegamos al final del turno
de preguntas, un niño que estaba sentado en la primera fila levantó la
mano.

-A mí lo que más me ha gustado del libro es María -dijo refiriéndose a
la orientadora del centro, que es, junto con el pequeño Guille, la
protagonista del libro.
Quise saber por qué. El niño, llamado Ismael, se rio un poco y luego,
mirando a una de las tres mujeres que estaban junto a la puerta. dijo:
-Porque es igual que la seño Lourdes. -Una de las tres mujeres que
estaban junto a la puerta se encogió un poco y negó con la cabeza,
incapaz de reprimir una sonrisa. Ismael no había terminado-. Vive en la
biblioteca porque si no los libros a lo mejor se van. O se mueren.
Se hizo el silencio en la biblioteca. Nadie se rio. Nadie dijo nada.
Fueron segundos llenos de respiraciones contenidas, de tensión y de
infancia.
-Es que es bibliotecaria -volvió a hablar Ismael. Y al ver que yo lo
miraba sin saber qué decir, debió de entender que necesitaba explicarse
mejor, y añadió-: O sea, como Mary Poppins, pero sin alas.

Hoy es un día especial. Celebramos el Día de las Bibliotecas y
celebramos también que cientos, miles de Mary Poppins sin alas velan por
los libros que las habitan para que no se mueran ni se vayan, e Ismael
siga creyendo que la vida está en los libros y su reflejo fuera. Hoy es
el día en que, un año más, la magia se renueva y todas las
bibliotecarias y bibliotecarios del mundo se saludan con una mirada
cómplice y un largo. hermoso y tierno:
“Supercalifragilísticoespialidoso”.

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